Vivimos tiempos de transformación digital, alta competitividad, y exigencia de los usuarios o clientes, por lo que los negocios dependen de la innovación constante.

Ser innovador no es sólo un don con el que se nace, también puede cultivarse a través de cursos, cambios en la forma de pensamiento y espacios que lo fomenten. Una metodología muy usada y que puede ayudar a los equipos a ser innovadores es El Design Thinking (pensamiento de diseño), ya que apunta a resolver los problemas de usuarios y clientes con un enfoque multidisciplinario. Trabaja con la experimentación: probar, fallar, aprender y volver a probar para generar un conocimiento colectivo de muchísimo valor.

Es una herramienta sensacional con la que pueden surgir ideas en cualquier sector y situación; en desarrollo de productos o servicios, mejora de procesos, definición de modelos de negocio, experiencia del usuario, entre otros.

Es fundamental estar a la vanguardia de las necesidades y tendencias actuales, así como utilizar herramientas que permitan optimizar los procesos, ofrecer nuevos productos o servicios y posicionarse de manera estratégica en el mercado.